sé que aferrarse a las fantasías
llenan de ese agradable sentimiento al corazón
y curan las tristezas infantiles.
Con el paso del tiempo me he vuelto un cascarón humano
y me hace falta el cuento al que aferrarme.
Mi cuerpo de mortal sufre.
Mi mente de mortal crece.
Mi corazón en mi alma se empequeñece.
Me hace falta el sol inocente de aquellos días...