que tu no estás,
minutos que parece
solo pestañeamos.
Cada uno
de amargura casi mortal
y tristeza enterrada. Punzante.
Oye,
yo no te olvidó a ti
pero...
tus detalles...
¿tus lunares?
¿la melodía de tu voz?
¿el calor de tus brazos?
-con este frío bendito-
y ¡tus ojos!, tu cabeza tibia,
la suave piel de tus mejillas.
¡Sí!
¡Recuerdo como eres!
Porque así eres...
Espéranos ahí, descansa mientras con tu dios y tu madre.
Espéranos porque ya casi vamos.
Y vigílanos,
soplános cuando nos detengamos.
Ya que tu has sido
la valentía
y los pasos al frente
que hemos de dar.
En memoria de Maricela Arias López, a un año de que ya no estás, TE QUEREMOS, y AGRADECEMOS cruzarnos en tu camino. Fue un honor.
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