jueves, 28 de abril de 2011

tus esperanzas, tus sueños, todo tú


Aquí es azul el cielo y veo la inmensidad cubrirme. Entonces me siento tan pequeña y pienso en el destino, busco una inexistente razón pero me rindo al instante y vuelvo mis pensamientos al infinito. Hurgo en mi cabeza la necesidad de volver, pero me siento sumamente tranquila; como nunca, lloro de gratitud e inmensa felicidad. Brindo con el agua del rocío a esta vida.
Tendida en la grava, recorro las horas hasta ver el ocaso y las primeras estrellas en el cielo; la luna brillando en plata, como nunca.
Pero entonces abro mis ojos, tirada en mi colchón, mis estrellas falsas y el cielo ya no es cielo sino concreto. Mi luna se convirtió en un foco apagado y sentí que mi recámara era una ratonera. Me asfixiaba la frescura artificial y sentí el pecho contraido y lágrimas corriendo. Lloré sin esperar consuelo...
Vuelvo mi cabeza y veo tu cara plácida en esos sueños hermosos, y encontré que no necesito paz en otro lugar que no seas tú.

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