miércoles, 28 de diciembre de 2011

Nocturno a Rosario

Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga
con este corazón!
Y luego que ya estaba?
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...
Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.
Bien sabe Díos que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,
mi juventud, adiós!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las paredes están frías y la oscuridad se posa en mis ojos, aunque hay luz, mucha luz a mi alrededor. Creo que el oxígeno dejó de llegar a mi cerebro, pero no involuntariamente, lo bloqueo porque quiero desmayarme y quiero cerrar los ojos un rato, un día, una semana, todo el año.
Me dí cuenta que estoy cansado de ver siempre escoria y mierda en cada persona y me pregunto siempre ¿Ellos no?.
Siempre les gusta estar lamiendo botas o culos, cómo se dice por ahí.
Usualmente no soy grosero (algo raro para un hombre de mi generación). Sé que hay más palabras en el vocabulario aparte de Chingado, Pendejo, Baboso, Puto, Verga y todas sus derivaciones de género o cantidad. No quiero sonar pretencioso con ésto pero no es mi gusto decir éste tipo de palabras. Me gusta jugar.
Y es por ésto que me encuentro en ésta situación. Quiero cerrar mis ojos para siempre, decir mis mantras y sumergirme en el nirvana soñado, por siempre.
El dolor se convierte físico al punto en que tomo aspirina tras aspirina y no se va. Y no me muero.
Me pregunto si será bueno dejar una nota de suicidio, pero estoy tan drogado que creo que no es conveniente escribir en mi estado.
Me siento feliz. Producto de la alta medicación en mi organismo.

Y me oigo reír a carcajadas, pero a lo lejos escucho mi grito, y siento mis lágrimas y quiero levantarme y tirar todo y correr, pero las piernas no me responden.

Creo que todo éste acto es porque ya me cansé.
Me cansé de que tengo que buscar siempre a mis "amigos", siempre tengo que hablar yo por teléfono a mi familia que está lejos y que extraño demasiado, me cansé de esperar que alguno de ellos me preguntara cómo estoy o cómo me siento o qué tal me ha ido o que me quiere y me extraña.
Nunca nadie entendió que siempre tuve sentimientos y que me desesperanzaba su falta de interés por mí. De alguna manera, no me importó durante mucho tiempo, pero me harté. ¡Me harté!.
De sentirme solo.
De pasar el tiempo haciendo cosas por los demás y no por mí.
De perderlo también.
De esperar siempre un maldito ¿cómo estás?.

A estas alturas, ya empiezan a hacer sus efectos las aspirinas y siento algo extraño que no sé de que manera explicarlo. Pero siento que me voy. Y pienso que nadie me extrañó, pero a la vez pienso en campos verdes y veo el horizonte con un amanecer preciosamente dorado. Y pienso que nadie me extrañará, a nadie le importará si estoy o no. Y pienso en dejar mi cuerpo vacío, y me dejo al sentimiento, a la experiencia.

Veo con más nitidez este amanecer.


martes, 6 de diciembre de 2011

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Despertar en medio de pensamientos
y llantos
y ahogos nocturnos
secando lágrimas con las sábanas
o recogiéndolas con la almohada.