miércoles, 12 de octubre de 2011

Caminos.

Fue por un precario momento, un sentimiento se apoderó de aquello que creía perfecto. Abrió su mente, y se dió cuenta que tal vez no haya especialidad, sino dones. Y tal vez no haya nacido con alguno. Tal vez su pequeña y mediocre vida no se sintió tan insignificante. Y probablemente con razón, ya que él estaba perdido en una oscuridad espiritual en donde no distinguía el ser humano o animal. Se dió cuenta que actuaba por instinto la mayoría de las veces, tomaba desiciones sin pasar siquiera una posibilidad por su jodida mente.
Nunca entendió hasta que punto lastimaba su actitud, hasta ese día, que se dió cuenta de que ningún talento podría ser visto en su persona. Sus manos no esculpían, sus labios no cantaban ni recitaban poesía, mucho menos escribirla. De su mente, cada vez más ausente, provenían los más oscuros pensamientos, sin darse cuenta que moría poco a poco. Se esfumaba.
Sin querer, un día gris, salió y vió esa próxima partícula de luz. Sintió el agua caer en su rostro marchito aún siendo joven. Le gustó tanto saber que había algo muy cercano a una vida, y deseó amar, reír, llorar... Deseó todo aquello que jamás supo de su existencia.
Renació en un día que todos llaman tristeza.

Pero él lo vió tan bello, tan inigualablemente hermoso. Esa hermosura quedó grabada en su nueva memoria, en su corazón palpitante de sueños.
Caminó hacia un lugar donde estos sueños se veían tan certeros. Y su dicha parecía no tener fin. La perfección se tornó hacia un camino sumamente diferente. Sus deseos se convirtieron en su vida. Creyó alcanzar todo aquello que soñó.
Conoció el amor, jamás fue tan feliz, lloró por la muerte, y ahora, agonizante, pide recordar. Porque su mente se desmoronó, y sus recuerdos se esfumaron, se escondieron en un recinto de hierro.
Probablemente morir era lo que deseaba en el fondo, pero el se aferraba; sabía que algo le faltaba, algo tenía que terminar.
Su vida se apagó, en un susurro del Destino, la muerte se mostró como su pura amada, y recordó, RECORDÓ la vida que tuvo, ABSOLUTAMENTE todo su pasado. Desde aquel día en que vió la luz por PRIMERA VEZ, cómo fue que se escondió dentro de sí mismo, y ese BENDITO día nublado que volvió a soñar.
Llegó al punto donde vió que las esperanzas son infinitas y toda el alma descansa. (Si esque así se le podía llamar; una ligereza se apoderó de su -antes- cansado cuerpo). Llegó a un lugar donde el pasto es más verde, la luz más intensa, el aire más puro, lo que en sus sueños jamás estuvo.
Éste mundo.
Ésta Vida.

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